Para quien gusta de disfrutar un ambiente natural optimo, no hace falta viajar demasiado. Camino al norte de la ciudad de Buenos Aires, por la ruta Panamericana, son muchos los que pasan junto a ella, pero no la notan. Solo algunos se desvían siguiendo el cartel de vialidad azul, hacia el barrio de las Colinas de Otamendi.
Con sus 3000 hectáreas, la protagonista de esta nota es ese lugar al que nos referimos. Representante de la Administración de Parques Nacionales (y hasta la creación del Parque Nacional Campos del Tuyú, la única en la provincia mas grande del país), la Reserva Natural Estricta Otamendi nos muestra que la labor diaria de este organismo va mas allá de proteger paisajes espectaculares, sino que también busca proteger ambientes naturales en franca desaparición y el entorno cultural ligado a los mismos.
Creada en 1990 y a solo 40 minutos de la Capital Federal, esta área nos da la posibilidad de conocer y conectarnos verdaderamente con el ambiente natural propio de este sector, de acercarnos al paisaje en que vivieron Guaraníes y Pampas durante siglos, y en el que luego comenzó a crecer ese pequeño caserío de adobe y paja que hoy es la metrópoli porteña.
Nomás llegar al centro de interpretación, podemos dejar el auto en el estacionamiento y aprovechar el enorme área de picnic, con observatorio de aves incluido. Además, en el centro (que asemeja un clásico casco de estancia con patio y aljibe) tenemos toda la información que queramos, de la mano de los Guardaparques, que trabajan día a día en ella. Pero si lo nuestro es ir un poco más, podemos tomar el sendero auto guiado que comienza justo atrás.
Los Distintos Ambientes de la Reserva Natural Otamendi:
A lo largo del recorrido, se toma contacto con los tres ambientes mas significativos:
Primero, el pastizal pampeano, o pampa a secas. Uno cree haberla visto cientos de veces cada vez que se hace un viaje largo en ruta, pero lo cierto es que este paisaje poco tiene de natural. El hecho de ser uno de los terrenos mas fértiles en la Tierra generó el avance de la agricultura a gran escala, desplazando la flora original, completándose la cuestión con la llegada de plantas exóticas (como la Carda). En algunos sectores, se aprecian los cortafuegos, vitales para la contención de los incendios forestales que suelen atacar la reserva.
Luego, nos metemos en el bosque de barranca. Pero el visitante lo disfruta mucho antes de llegar a este accidente natural, ya que la zona fue invadida por el Ligustro, una especie foránea. A lo largo del sendero, se ve el trabajo de tala que hacen guardaparques y reservistas para dejar respirar a los arboles propios (talas, molles, espinillos, etc.), a quienes apreciamos mejor cuando llegamos al mirador. Aquí podemos tomar a la derecha y aprovechar la barranca, sorteando su desnivel por una escalera en medio de árboles y lianas, un circuito para disfrutar. O bien, podemos aprovechar la magnífica vista del principal paisaje protegido en esta reserva: el humedal.
Mitad tierra, mitad agua, la diversidad de este lugar en flora y fauna es increíble, haciendo que sea lugar propicio para aves, sobre todo migratorias en los meses de calor. De hecho, este humedal es un Sitio Ramsar, categoría a nivel mundial que busca preservar los humedales de importancia alrededor del globo.
La Importancia del Humedal:
Pero en este ambiente, yace algo mas importante que afecta también nuestro bienestar: el humedal es vital para el ciclo de agua dulce del cual todos dependemos. Estas tierras actúan de filtro natural, nutriendo las napas subterráneas de agua dulce (si alguno recuerda a su abuelo bombeando el agua para beber, sepa que al día de hoy, mucha gente sigue dependiendo de eso). Además, en caso de inundación, actúan de contención de las mismas, frenando su fuerza y absorbiendo su volumen. El continuo rellenado para urbanizarlos, o las canalizaciones aguas arriba, no hacen más que quebrar este sistema, generando los problemas que vemos últimamente en el interior de la provincia (¿Para que gastar millones en obras hidráulicas si podemos dejar que la naturaleza lo haga por si misma?).
Para quien guste de empaparse literalmente, se ofrece un circuito directo hasta la laguna mayor sobre pasarela, solo habilitado para recorrer con guías, por su extensión.
En resumen, este lugar no sólo nos permite llenarnos de un aire más puro y hacer una buena caminata, sino que enseña sobre lo importante de conocer el medio que nos rodea y cómo tendríamos que afectarlo, en vista de lograr un desarrollo sustentable, que beneficie al entorno, y por ende, a nosotros mismos.
Escrito por: Carlos Pratti, Guía turístico.